17 de enero de 2012

Rebeco cantábrico

El Rebeco cantábrico (Rupicapra parva) fue descrito en 1910 por el mastozoólogo Ángel Cabrera Latorre en el volumen 80 de Proceedings of the Zoological Society of London: "I take this opportunity to describe and name also the Chamois from the Cantabrian Mountains, N. Spain, which is a very different form from the Pyrenean one (Rupicapra rupicapra pyrenaica Bonap.), smaller in size and redder in colour". El nombre de la especie se refiere a su pretendido pequeño tamaño (parvus es pequeño en latín). En realidad, el tamaño y el peso de los rebecos cantábricos y pirenaicos son similares. En cambio, el pelaje estival del rebeco cantábrico sí es más rojizo que el del rebeco pirenaico. El rebeco cantábrico ha sido normalmente considerado una subespecie (Rupicapra pyrenaica parva), pero en el volumen 2 del Handbook of the Mammals of the World, publicado en el año 2011, se le da rango de especie. En estas fotografías, unos rebecos cantábricos en los canchales al pie de Peña Olvidada, justo por encima del Chalet Real, donde se alojó Alfonso XIII en el año 1912 para un cacería de rebecos de la que se conservan fotografías y filmaciones.
Como el descubridor de Podisma carpetana subsp. ignatii (véase la entrada anterior), Ángel Cabrera Latorre fue discípulo del especialista en ortópteros Ignacio Bolívar Urrutia, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales desde 1901 hasta 1939, cuando se exilió con 89 años de edad a México tras la Guerra Civil. Ángel Cabrera en 1925 emigró a Argentina, un país que ofrecía más posibilidades y estabilidad, donde se nacionalizó argentino. Recordemos que en España dos años antes, el 13 de septiembre de 1923, se produjo el golpe de estado del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, con el visto bueno del rey Alfonso XIII. Antes escribió el primer tratado sobre los mamíferos de España en el año 1914, titulado Fauna Ibérica. Mamíferos, donde incluyó una lámina con un macho y hembra adultos, en pelaje de verano, de los Picos de Europa, regalados por Alfonso XIII al Museo Nacional de Ciencias Naturales. El rey era amigo de Pedro José Pidal, también gran aficionado a la caza de rebecos e impulsor del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y al que otorgó el título de Marqués de Villaviciosa. 
La población censada de este endemismo de la Cordillera Cantábrica fue de 17.430 individuos en el bienio 2007-2008. Se encuentra en declive, ya que en 1995 se censaron 20.165. La causa de su disminución fue un brote epidémico de sarna sarcóptica, enfermedad provocada por el ácaro Sarcoptes scabiei, iniciado en 1993 en los concejos asturianos de Aller y Caso, y que se expandió hacia el este a una media de 2,6 km/año. La virulencia de la enfermedad provocada por este parásito depende de la densidad de hospedadores, la agregación espacial de los mismos, y el contacto y uso común de zonas de rascado y reposo. 
La población del Parque Nacional de los Picos de Europa disminuyó desde los 6.940 ejemplares en 1995 hasta los 3.916 en el bienio 2007-2008. El 100% de la población del Macizo Occidental está afectada por la sarna y su población disminuyó de 3.360 ejemplares en 1995 a 1.230 en 2008, un 37% de la población censada 13 años antes. Por el contrario, la población del Macizo Oriental, sin afección de sarna, aumentó un 58%, de 200 ejemplares en 1995 a 343 en 2008. La del Macizo Central disminuyó de 1.860 ejemplares en 1995 a 1.539 en 2007. En las Sierras Periféricas disminuyó de 1.520 ejemplares en 1995 a 804 en 2008. Para saber más, véase la Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles.
A la izquierda, Ignacio Bolívar Urrutia y a la derecha Ángel Cabrera Latorre. Tomé esta fotografía en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid, el 31 de diciembre de 2013.

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